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Western Estival

lunes, agosto 4, 2008

Aunque casi toda la blogosfera cercana ha colgado el cartel de «cerrado por vacaciones,» su gabinete amigo permanecerá abierto. Su querido dottore ha regresado al asfalto mandrileño después de unos placenteros baños en amistosa compañía en playas aún vírgenes, playas rodeadas de caliza amarilla y extensiones lunares, donde en las noche las estrellas brillan en racimos iridiscentes. La semana que viene habrá una vuelta momentánea a los Fríos Exteriores, desde donde acometeré la última etapa de mis viajes: la visita a Minizita allá en la Isla de Formosa, en el Lejano Oriente. Pero no adelantemos acontecimientos. Prometo írselos relatando. De momento continuemos.

Les venia a contar que por culpa del eterno retorno, en esta época siempre me embargan ciertos tipos de música. Por un lado, la que podríamos llamar retroveraniega, a la que nos tiene muy bien acostumbrado Maese Higronauta, y seña de identidad de nuestra piel de toro. Por otro, las tardes de pereza me invitan a la música de western, que me emocionan de una manera que casi asusta. Supongo que en la calma de las horas de calor, abandonado a la reflexión vaga sobre lo que ha ocurrido durante el año, los páramos desiertos, los secarrales de matojos rodantes y las proezas de honor de mis héroes favoritos resultan irresistibles paisajes en los que perderse. Así que hoy les traigo una recopilación incompleta, un work in progress (sus sugerencias son bienvenidas), para que se pierdan conmigo, melodías que evocan ficciones que protagonizar, aventuras que vivir, panorámicas en Cinemascope que habitar para nunca abandonarlas.

Pinchen en la imagen para descargarla.

Podrán encontrar en ella los clásicos de Frank Laine para Sólo ante el peligro y la versión original de 3:10 a Yuma (revisitada estupendamente por James Mangold hace unos meses), el de Peggy Lee para Johnny Guitar o el tema de Trini Lopez para El Día de los Tramposos, ese delicioso y socarrón western de Mankiewicz. Rarezas, como un par de poco conocidas pero poderosas piezas de Morricone, y el descubrimiento del maravilloso Django de Luis Bacalov. De otras, como el Gunfight at OK Corral del gran Dimitri Tiomkin, ya les mencioné hace mucho las sensaciones que me provocan. Otra protagonizó una de mis entregas zombi. Otra incluso sirvió para despedir a alguien que se marchó de mi lado. Porque recopilando estas canciones he comprendido que si mi obsesión por ellas es recurrente es porque las conforman la misma materia de la que estoy hecho.

5 comentarios leave one →
  1. lunes, agosto 4, 2008 9:17 pm

    Off topic: me dispongo a borrar sus comments en mi blog. Aunque como tienen distintos matices, no sé cuál eliminar y cuál no. Qué enorme dilema.

  2. martes, agosto 5, 2008 11:48 am

    Delicioso. Me iré una semanita a Almería este agosto, el Cabo de Gata, ya sabe. Caléxico y Western Estival de banda sonora.

    ¡Gracias!

  3. martes, agosto 5, 2008 12:02 pm

    Por cierto, ¿conoce este lugar maravilloso?

  4. martes, agosto 5, 2008 1:22 pm

    Perdone por el lio, Rear Window, es que a veces me pierde la vehemencia, la vehemencia, la vehemencia…

    Muy apropiado para Almeria, sublibrarian. Y no lo conocía, pero si, ¡es maravilloso!

  5. martes, agosto 5, 2008 4:53 pm

    Yo en el Profundo Sur también me alivio los paseos veraniegos con western. Principalmente Morricone, claro. L’Arena (que saqué de Kill Bill 2 y no sé de qué película salió originalmente) y la armónica de Bronson en Hasta Que Llegó Su Hora son lo mejor.

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