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El amor perdido de M

jueves, May 14, 2009

Gracias a Javo y a Lector Constante he comenzado a explorar la primera segunda etapa de The Cure, la de la trilogía formada por los conceptuales Seventeen Seconds (1980), Faith (1981) y Pornography (1982), desconocida para mi hasta ahora y despojada de los recuerdos, aún dañinos y radiantes, que tengo asociados a su época posterior, más conocida y difundida supongo. Ambientes opresivos e invernales, que entre vapores etílicos confundí aquella noche con los que construían Bauhaus; zonas umbrías, en principio poco apropiadas para esta primavera refulgente, porque uno es de los que inevitablemente asocian música y climatología. Y resulta curioso comprobar que esos The Cure ignotos y remotos en realidad siempre estuvieron ahí, de uno u otro modo. Por ejemplo. La ominosa The Holy Hour servía de sintonía en La Bola de Cristal para la sección de El Librovisor que se llamaba Tengo Miedo.

Pero más sorprendente aún resultó descubrir que ya conocía, aunque indirectamente, la historia de celos que Robert Smith narraba en M a propósito de la que sería su futura mujer.

The CureM.

Porque años después, o años antes, según se mire, los franceses Rinôçérôse despojaron a M de toda arista hasta desactivarla por completo, convirtiéndola en un himno más de su Music Kills Me (2002), hito de la música bailable, hedonista y desprejuiciadamente banal, mediante la repetición incansable del estribillo original (“You’ll fall in love with somebody else tonight”), de un modo no muy diferente al que usaba Warhol en sus reproducciones de sillas eléctricas ad infinitu,. Rebautizada como Lost love, esta sí que sí, es apropiadísima para días de sol, feromonas y rosas.

Rinôçérôse Lost Love.


7 comentarios leave one →
  1. jueves, May 14, 2009 4:10 pm

    Yo no hablaría de primera etapa sino de segunda. La primera, la de los primeros singles y tal, es la etapa «Boys don’t cry» o Killing an arab, mucho más festiva.

  2. jueves, May 14, 2009 4:18 pm

    Tiene usted toda la razon. Ya ve mi ignorancia. Corregido queda. Gracias, Maestro.

  3. jueves, May 14, 2009 10:28 pm

    Pues habrá que pegarle la oreja a esa trilogía; en mi caso, como en el de la inmensa mayoría, conozco bastante a los Cure posteriores, pero a éstos aún no les seguía la pista lo más mínimo.

    Un abrazo y buen fin de semana.

  4. domingo, May 17, 2009 7:21 pm

    Nooooo puede ser… que acaba de conocer la etapa necrosilla de los Cure??? De verdad nació usted en el año que me dijo??? Santodiosbendito 😉

  5. lostdriver permalink
    lunes, May 18, 2009 12:49 pm

    Hola!
    Al leer su post me acordaba de una cita que en su momento me llamó la atención (cuando también estaba descubriendo esa trilogía) que leí en el volumen dedicado a The Cure de esa colección de biografías de bandas musicales que se hizo muy popular a mediados de los 90 por estos lares (editorial La Máscara, creo recordar). Se definía la atmósfera de «Pornography» como ‘Phil Spector en las cuatro esquinas del infierno’…Evocador, desde luego. Saludos y abrazos!!

  6. lunes, May 18, 2009 5:22 pm

    Lo de «festiva» es una broma, ¿no? Killing an arab, festiva? Podría decirse saltarina, pero las canciones de los primeros singles son tomatazos en el centro de la desazón. Son como esos cuentos de Cortázar en que todo, de tan amable, chirría hasta el paroxismo. Hay un salto estético hacia la «segunda» etapa pero no es tan grande. Lo que siempre llevó The Cure a cuestas es ese «espacio vacío» que puede tratar de ser llenado con punkerío al estilo de Jumpin someone else’s train o con los maulliditos horteras de Lovecats. El fondo siempre fue el mismo. En la cuarta, en la quinta, en la que quiras.

  7. miércoles, May 27, 2009 3:51 pm

    seventeen seconds… conoci a cure con este disco
    q tenia un novio mayor
    a forest
    reflection
    seventeen seconds («a measure of life»)

    nono no puede haber disco mas dark.

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