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Violencias consentidas

lunes, junio 25, 2007

«We’re not evil because of the evil we do,
but we do evil because we are evil»

The Addiction

Durante mi reciente visita al mundo de los humanos, entre bebidas frías y panchitos, Noel me hablaba de un juego para Wii, que yo por supuesto desconocía, y que él había probado en Rockstar London hacía tan solo unos días. En él, el protagonista ha de consumar una venganza que, merced a los über-ergonómicos mandos de la consolita de Nintendo, nos sitúa en la primerísima persona de una espiral de furia y rabia, cortando yugulares, aporreando sienes. Y tras su descripción, emocionado, no pude evitar confesarle a este santo varón que en cuanto llegara a los Fríos correría en pos de una Wii y del jueguecito en cuestión para imbuirme en interminables matanzas después de cenar. Pero como quizás ya sepan, Manhunt 2, que así se llama esta joya, ha sido prohibido, por peregrinas razones, por la BBFC (British Board of Film Classification). No aparecerá tampoco en Italia e Irlanda, y su lanzamiento en Europa en general ha sido pospuesto indefinidamente.

En un excelente artículo en Mondo Pixel, Mr* hacía una llamada a cerrar filas en contra del despropósito británico en el marco de este debate sobre violencia y videojuegos. Y por supuesto, yo me uno. Pero más allá del caso particular y de la ironía que supone semejante prohibición en la tierra del laissez-faire (qué me dicen de la censura a «La Naranja Mecánica«, de la controversia por la posible conversión de Blair) o que el Estado se erija en padre protector y garante de la paz cuando él mismo monopoliza y administra en solitario el uso de la fuerza, lo verdaderamente preocupante es la visión que se nos intenta imponer sobre la naturaleza de la violencia y sobre los tipos de la misma que pueden ser consentidos y los que no.

Como les decía en un pasado remoto, creo que los videojuegos de esta ralea pueden ser más bien parte de la solución que del problema. Porque estamos constituidos de violencia, es connatural a nosotros. Inútil es negarlo. La practicamos y la aceptamos como moneda de cambio en nuestras relaciones cotidianas de las más diversas maneras. Por ello resulta muchísimo menos probable que segar vidas virtuales nos conduzca a emular al demente de Virginia Tech que a la positiva y necesaria sublimación de nuestras inclinaciones. Porque, desengañémonos, no todos tenemos la capacidad ni la posibilidad de darle rienda al Thanatos escribiendo ráfagas de sucia poesía, pintando putas degolladas o cortándonos orejas. En el fondo de este argumento se encuentra la misma lógica, en apariencia ilógica, que explica por qué permitir el divorcio aumenta el número de matrimonios. Puedo aceptar que la locura funciona así, que ciertos estímulos pueden liberar ponzoñas variadas en las mentes predispuestas. Puedo aceptar también que nos vemos mucho más expuestos a estos gatillazos sensoriales que nuestros antepasados, los pobres, que trabajaban de sol a sol en el campo y comían pan duro a la luz de las candelas. Pero hay mucho más que ganar que que perder en asumir lo que realmente somos.

Además, ¿no es éste un equivocado debate? El estado moral de una sociedad no se determina por los videojuegos que ésta permite, por las horas de agresiones ficticias que sus ciudadanos contemplan o por los atroces y más o menos aleatorios actos de los berserk que genera. Un indicador más preciso es por ejemplo la enorme proporción de sus más respetados miembros que no cumple las leyes, que no cree en ellas y las desdeña siempre que ello pueda resultar en una ventaja. Y es que los argumentos de siempre no ofrecen ninguna base sólida que permita mostrarse reaccionario con ciertas violencias mientras se es condescendiente con otras, por muy de baja intensidad que sean.

Pero en segundo lugar, ¿qué violencias admitir y cuáles no? Haneke en «Funny Games» desplegaba una numinosa reflexión sobre nuestra aceptación de la ferocidad en la sociedad del espectáculo, sobre nuestra complicidad como mirones pasivos, haciéndonos al mismo tiempo partícipes de ella. Claro que él utilizaba un tono y modo que podía espantar o aburrir a algunos. Por eso les propongo una vía alternativa: ¿qué me dicen de House? ¿No somos unos hipócritas por jalear los malos modos del doctor, su crueldad innecesaria, sus egoístas manipulaciones? ¿Qué le redime? ¿Que es sabio? ¿Que busca un fin bueno? ¿Estamos seguros de lo elevado de sus motivaciones? ¿No las cree tener también cualquier aspirante a terrorista? ¿No es su incorrección política, su brutalidad sincera y ocasional sadismo lo que admiramos? ¿No le atizaríamos una soberana hostia si nuestra madre enferma cayera en sus manos? Entonces, ¿no será que odiamos a Manhunt 2 tan solo porque acepta premeditadamente, sin tapujos ni pretensiones, el mal que anida en nosotros?

16 comentarios leave one →
  1. martes, junio 26, 2007 12:28 am

    Yo es que estas discusiones las veo un poco asi de aquella manera… Porque en el fondo lo mas llamativo ni siquiera es el que pueda existir otra violencia mediatica bien recibida (que nos ponemos a contabilizar y nos podemos tirar un buen rato). Lo mas gracioso es que cualquier movimiento censor de estos se realiza de manera violenta, porque no se establecen unas bases que dejen claro que esta permitido y que no, asi que la accion posterior termina siendo equiparable a aquello que pretenden prohibir.

  2. martes, junio 26, 2007 7:43 am

    BRAVO.
    Nada más qu añadir.

  3. carolink permalink
    martes, junio 26, 2007 8:53 am

    Hay un capítulo de los Simpson que me parece magistral: Marge emprende una cruzada contra Rasca y Pica, con el fin de que se elimine la violencia gratuita de los guiones. Lidera el movimiento de censura, y gana. Pero al rato, las iracundas mujeres de Springfield le piden que lidere, otra vez, contra la exhibición del David de Miguel Angel en la ciudad… Por supuesto, ella no quiere hacer eso. Dejando el debate abierto sobre qué censuras y qué dejas de censurar, qué marca lo permitido y qué es gratuito, qué es arte y qué no.
    Otro punto, desde el lado psicológico es: ¿de verdad dejaría de haber asesinatos si todo el mundo se la pasara jugando a eso? ¿Y si hacemos uno de violaciones en masa? ¿Dejarían de asaltar a las mujeres cuando van solas? Dónde hay que firmar.

  4. martes, junio 26, 2007 12:19 pm

    El mundo del videojuego siempre es y ha sido pasto de críticas y censuras, basándose en el hecho (erróneo) que van destinados a un público infantil/adolescente, que, según los «adultos», son los elementos más maleables y configurables para que crezcan torcidos. Y es que la juventud, en gran parte de los casos, suele ser la raíz del problema (dejando de lado las responsabilidades morales que esto conlleva, lógicamente).

    De todas formas, en una sociedad, como la actual, en que el ciudadano es tratado como un infente (de ahí la falta de educación en detrimento de el exceso de sanción y obligación), hechos como estos, caen, tristemente, dentro de la normalidad: el individuo no tiene consciencia ni criterio propio (porque así ha sido educado por intereses que no vienen al caso) y hay que guiarlo por la senda que más interesa.

    Y si encima, retirando del mercado juegos como éstos, parece que la Ética y la Moral social quedan como más limpitas, pues mejor que mejor.

    A la felicidad por la hipocresía y el control. Larga vida al Gran Hermano.

    Apostilla: La pregunta es: ¿por qué no censuraron también su primera parte, que manaba violencia también por los cuatro costados? (Misterios de la censura, parece).

  5. martes, junio 26, 2007 12:45 pm

    Carolink,solo hay que fijarse en ese espejo del futuro que es Japón: de ahí salen los videojuegos, los mangas y las películas más violentas y obscenas y sin embargo, tiene un indice de criminalidad excepcionalmente bajo.

  6. martes, junio 26, 2007 1:42 pm

    ¿no será que odiamos a Manhunt 2 tan solo porque acepta premeditadamente, sin tapujos ni pretensiones, el mal que anida en nosotros?

    Brillante, con esa frase lo dices todo. Estoy hasta los cojones de la censura, cuando es la propia política lo que incita más a la violencia que ootra cosa. Tan solo los subnormales y dementes de nacimiento son los que actúan como en un videojueog o película violenta. Como dice John Tones «Violencia Real Nada y violencia ficticia toda»

  7. martes, junio 26, 2007 3:55 pm

    Donde poner el limite? Esa esa la gran pregunta.

    Como dicen Higronauta y Goio se nos impone. mediante la violencia institucionalizada y civilizadita, una linea divisoria que es bien arbitraria y solo sirve para limpiar culos y conciencias pacatas.

    Las diferencias con el primero? Pues segun la BBFC, que el asesinato es la unica motivacion que se le presenta al jugador y que este no tiene justificacion argumental, al contrario que en Manhunt 1. Yo no lo he jugado, pero me suena a trola.

  8. martes, junio 26, 2007 4:50 pm

    A estas alturas que el brazo censor siga justificándose bajo el manto «argumental» me resulta de un hipócrita espectacular, sobre todo en el terreno del video juego, que desde hace lustros utiliza, como cualquier película pornográfica que se precie, la trama como mera justificación.

    Basándonos en eso, obviamente, resulta normal que la primera parte no fuera censurada, puesto que había un trasfondo moral-ético-místico-religioso-pedagógico en el hecho de sobrevivir en un recinto cerrado. Digo yo que sería una especie de metáfora de la vida. Eso sí, con sangre y visceras para parar un censor…digo un camión.

  9. martes, junio 26, 2007 6:28 pm

    ¿En los GTA había justificación argumental al cargarte a un mendigo por la calle?. Pues eso una TROLA.

  10. martes, junio 26, 2007 8:09 pm

    Yo he jugado a Manhunt 2, y les aseguro que las excusas de la BBFC son pobres e injustificadas: el jugador debe asesinar a una serie de maleantes, no inocentes. Maleantes, como en cualquier otro juego, muchos de ellos armados y peligrosos. Al menos, en las pantallas a las que jugué: no descarto que haya inocentes y que estos puedan ser ejecutados, pero ese no es el objetivo principal del juego, ni muchísimo menos.

    En cuanto a la justificación argumental, la tiene: venganza. El protagonista debe cazar a los bastardos que estuvieron cinco años experimentando con él para descubrir el por qué.

    Pero ahora yo me pregunto: ¿y qué? ¿Qué más da que no hubiera justificación argumental? Estamos cogiéndonosla con papel de fumar por un videojuego que ofrece una visión tan sórdida de la realidad que no puede ser considerado realista. Y eso es muy triste. Y muy serio.

  11. martes, junio 26, 2007 11:28 pm

    Y no sera quizas que los censores si tienen esa vision sordida de la realidad?

  12. miércoles, junio 27, 2007 9:39 am

    Que este tipo de videojuegos son solo para adultos es un argumento que cae por su propio peso, porque en realidad son miles los adolescentes y niños que juegan a ellos (añorada infancia matando nazis en el Doom).

    Pero muchos psicólogos han demostrado que un niño es totalmente capaz de diferenciar la violencia real de la ficticia y por tanto, capaz de comprender que las consecuencias de una y otra son diferentes.

    Probablemente existen motivos de peso que producen comportamientos violentos en las personas y los niños, pero sus causas son complejas y, a los medios de comunicación y a las asociaciones de padres, les da pereza pararse a pensar si no son ellos parte del problema. La reflexión y el análisis son requieren de tiempo que la tele no tiene.

    Además, ¿quién se puede creer que esa panda de nerds con granos adictos a los videojuegos va a salir por ahí (a la calle) a pegar palizas a nadie?. =P

  13. carolink permalink
    miércoles, junio 27, 2007 10:10 am

    Pues, para seros sincera, a mí me da MUCHO miedo en qué manos caen según qué tipo de productos. Yo tiendo a creer que todo el mundo es sanote y buena gente… Pero no es así…

  14. nuki permalink
    domingo, marzo 29, 2009 8:08 pm

    m gusta ver la violencia y tambien formar parte de ella………

  15. domingo, marzo 29, 2009 10:07 pm

    Mantenganos informados de sus actividades, nuki. Mandenos sus videos!

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