Vuélvete Underground

«Desengañaos: Peter Pan no os hará libres»
Amando De Ossodio.

Doscientos años nos han enseñado que el verdadero germen de la revolución no lo albergaba el proletariado, como sostenía Carlos, ni los intelectuales, como argumentaba Marcuse, sino los bohemios, los bohemios de verdad, los pioneros, los Mary y Percy Shelley, los Claire Clairemont y Lord Byron y su comuna que se cagaba en las convenciones verdaderamente rígidas de su época. Pese a su noble aunque algo marginal origen, esa gente pasaba calamidades, se les morían los hijos de tifus, estaban arruinados y eran vilipendiados por el dedo acusador del vecino. Casi todo lo que ha venido después – empezando por Malcolm McLaren como me sugiere Hijo Tonto– y lo que presenciamos ahora ha malentendido este legado, lo ha acomodado a sus blandas y adolescentes pretensiones y necesidades para terminar creando la impostación (post)moderna, refugio en el mundo de la golosina y la calle del caramelo, escape momentáneo de la responsabilidad para con uno y con todos, porque al final estos especiales y molones Peterpanes acaban pasando por el aro del sistema igual de malamente e incluso peor parados que aquellos «mansos», cliché de contable con orejas gachas al canto, a quienes tanto desprecian.

Por eso resulta refrescante encontrar a individuos auténticos que llevan hasta los últimos límites y consecuencias su marginalidad, su verdadera diferencia y su radical rebeldía. Ciëlo, formados por Mario y Cocó, nacieron de las cenizas de Silvania para llevar a las masas pop transparente tratado en su remoto laboratorio con la más vanguardista electrónica, creando melodías envueltas en capas y más capas superpuestas de aparentemente invisible savoir faire técnico. Ciëlo, aun yendo a lo suyo, conocen sus propias coordenadas y saben muy bien a quién tienen enfrente (o tal vez detrás) y por ello son activistas en lo político y en lo artístico, como podrán comprobar en su fanzine de Clicknewave, donde cargan contra el adocenamiento de lo alternativo, su control y etiquetado, y contra el vacio ideológico de la tipología humana mencionada más arriba, no dudando en defecar sobre The Smiths y prosélitos en el tema “Gris moderno,” perteneciente a su primer disco, el bellamente denominado “El Amor mató al futuro.” Uno puede no estar del todo de acuerdo o en sintonía con sus formas, modos o fondos, pero oigan, son genuinos, y la coherencia integral de su actuar y estética merece respeto y admiración en estos tiempos de muermo, falsedad y carencias. Por ejemplo, el videoclip de la que ahora mismo nomino con furia como canción del verano, “Vuélvete Underground,” les muestra tal y como son; los personajes y ambientes que en él aparece son reales, cual se ven. No hay pose, falsas derivas, ni aditivos.

Este sábado actúan en el Festival de Benicassim presentando su nuevo álbum “Paraíso Vacio”. Mientras tanto, atrévanse a explorar su mundo. Y ya saben, es preciso: Vuélvanse underground.