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Arf, Arf: 28 Semanas Después

martes, May 29, 2007

Me entero por Alvy Singer que Nacho Vigalondo escribe en la última Xtreme (el quiosco más cercano donde la venden me pilla algo a desmano) que mientras las secuelas de videojuegos son (normalmente) versiones corregidas y aumentadas de sus originales, en el cine algo así está mal visto (por otro lado, rara vez queremos que nuestros grupos musicales favoritos evolucionen; fíjense sino en los palos que se llevan o las pifias en las que incurren cuando lo hacen.) Desde ese punto de vista, podría decirse que 28 Semanas Después es una continuación innecesaria, puesto que en poco modifica las bases y cimientos de su predecesora, los 28 Días Después de Danny Boyle. Bueno, y que más da. La nueva película de Juan Carlos Fresnadillo, director de la quizás ninguneada Intacto, juega con reglas prestadas, cierto. Aun así despliega en ella suficientes muestras de su personalidad, y sobre todo, realiza una labor formidable, horroriza, entretiene y da esplendor.

Brevemente, la trama. Como ya se indicaba en 28 Días Después el virus responsable de convertir a la población en zombis über-rabiosos muere por si solo al perecer por inanición los infectados. La OTAN, liderada por estadounidenses, entra en Gran Bretaña y comienza las labores de limpieza, ocupando primero una reducida área en un Londres vacío y desolado. A ella comienzan a afluir los pocos afortunados que escaparon al brote, muchos de ellos, como los muchachos que protagonizan el film, refugiados en campos allá en la soleada España. Previamente, el prólogo nos ha mostrado a los padres de los chicos en una casa de campo asediada y finalmente invadida por los zombis. El padre, Don, interpretado por Robert «Begbie» Carlyle, cometerá lo inimaginable, y en su huida no dudará en abandonar a su mujer a su suerte, dejándola atrás, corriendo campo a través (en un plano que, por cierto, calca el plano final de Intacto) en busca de la salvación. Ese pecado original vertebrará precisamente la película. Porque como imaginarán, la ocupación estadounidense de Londres no dura mucho: Los sentimientos no se pueden contener, ni con regimientos de infantería, el pasado vuelve para atormentar a Don y aquello desata el pandemonium.

¡Que me alcances el colirio, coño!

28 Semanas Después es un opíparo banquete de adrenalina y angustia. Toma un frenético impulso con el mencionado prólogo, apoyado en la apropiadamente desesperada banda sonora de John Murphy (quien trabajó con Boyle en Sunshine y 28 Días Después), para después tomar resuello en su descripción del Londres post-apocalíptico y la reunión de los chicos con su padre (aunque mantiene la tensión porque todos sabemos qué va a ocurrir; la pregunta es cómo y cuándo), antes de que comience la epiléptica segunda mitad de la cinta, con el definitivo brote y la frenética huida de los personajes. Una mitad que, aunque algo irregular en su ritmo, encierra tres secuencias magistrales: La primera, cuyos elementos son un sótano, un rebaño de personas y un infectado homini lupus, no les digo más, y que juega perfectamente con los recursos el mal-esta-fuera /el-mal-esta-dentro. La segunda, que involucra a un helicóptero y a un grupo de zombis, una de las escenas más descerebradas (nunca mejor dicho) que servidor haya presenciado en cines en mucho tiempo (¿¡copiada en/de Grindhouse!?). Finalmente, una tercera que transcurre por las oscuridades del metro de Londres, cámara de visión nocturna en ristre, subjetividad verdosa que tan bien describe nuestros tiempos.

¡Que viene el helicóptero!

Por cierto que a un nivel visual, es la mirada el principal tema del film. No solo en las, tan queridas por este doctor, constantes referencias al ojo, secreto conductor del argumento, sino también en el uso habitual de la primera persona (tanto sana como enferma) y en el voyeurismo más o menos implícito de muchos momentos: Vemos y jugamos a ver a otros como ven.

Además, al igual que el original, 28 Semanas Después se deleita en la contemplación de paisajes cataclísmicos, calles vacías, ciudades arrasadas, de lo insólito que resulta ver el bullir cotidiano silenciado. Alejarse es el principio del desasosiego. En ocasiones, eso sí, se detiene en detalles más nimios, banales, domésticos, no siempre en las grandes avenidas, y esta mirada extrañada evidencia los absurdos en los que construimos nuestras vidas (¿Para cuándo una peli de zombis a lo Tren de Sombras?, preguntaba yo en Twitter). Pero al contrario que su predecesora, o que cierta parte del cine de zombis, 28 Semanas Después no explora tanto los límites de lo que representa ser humano, del mal o de que hasta que punto nos contagiamos de él llegado el momento. Por supuesto que no se escapa a ello: Frente a los que pretenden vivir su propia vida, escapar, ser libres, se encuentran aquellos que no dudan en ejecutar (ordenes) a sangre fría, como el coronel Stone, interpretado por Iris Elba (quien curiosamente aparecía en la estupenda mini-serie británica Ultraviolet en la que el vampirismo se transmitía también como un virus…). Y por supuesto que es irónico que la enfermedad se propague en último término por culpa de los buenos sentimientos. Sin embargo, el subtexto de la trama es, como ya lo era en Intacto, la figura paterna. No en vano, Fresnadillo dedicó esta última a su padre.

¿Te gusta mi uniforme, chata?

La aproximación a la figura paternal es mucho menos ambivalente que en Intacto, donde el progenitor (y hasta el abuelo) transmitían al mismo tiempo taras y valores. Aquí deviene mucho más arquetípica. Don comete un pecado imperdonable abandonando a la madre, miente, lo oculta, busca la redención pero termina convirtiéndose en un Moloch, en un Saturno que (casi literalmente) devora a sus hijos. Éstos no confían en él (se sugiere incluso que es un perdedor, que trapichea), no le perdonan y han de erigirse en su contra en última instancia. Puro Freud. Cierto es que los chicos encontrarán una sucedánea figura paterna en el soldado Andy (algo que similar le sucedía al personaje de Cillian Murphy en 28 Días Después), pero en el balance final, la mirada al pater es más que sombría.

¡Corre Forrest, corre!

Si el film posee algún defecto es el de colocarse en ocasiones al servicio de ese postrero showdown que se intuye y hacia el que todo converge, pero no la supuesta y superficial alegoría de la ocupación de Iraq que seguro oirán mentar repetidas veces. Lo importante es que 28 Semanas Después es una vehementísima película de terror, «espídica» y recalcitrante, que se sustenta sobre arquetipos y referencias que no molestan sino que prestan su poderes para hacer de este festival de carreras, sangre y rabia una experiencia inescapable.

10 comentarios leave one →
  1. martes, May 29, 2007 6:36 pm

    Interesantísima crítica. Sin duda, una de mis películas más esperadas. En fin, a mi ‘Intacto’ me gustó mucho, veremos.

  2. martes, May 29, 2007 9:06 pm

    Paso, paso, paso de leermela entera, que le tengo bastantes ganas a esta. Primero, por ser de zombies; segundo, porque la primera me gusto muy mucho (el concepto, quicir, no soy de los que van esperando duplicados); y tercero, porque Fresnadillo se merece una oportunidad, contxo. Pero no se lo tome a mal, por Dios, que es cosa mia, que soy muy maniatico con esto de evitar informacion alguna sobre estrenos que me interesan…

  3. miércoles, May 30, 2007 7:57 am

    y los afectados (zombies o enrabietados?) son rápidos y listos, no como otros…

  4. miércoles, May 30, 2007 8:09 am

    Jojojo…
    Goio, no me lo tomare por lo personal. Yo tambien odio cuando la Dirigido Por y los libros de Catedra hacen ESO. Pero mire que he tenido cuidado con desvelar lo mas minimo posible.

  5. miércoles, May 30, 2007 2:33 pm

    A mi me han dicho que es la rheostia. Que ganas de verla, oiga.

  6. carolink permalink
    miércoles, May 30, 2007 9:32 pm

    A mí que me cuenten películas me parece de lo más divertido. Si lo que sucede no es lo importante, lo importante es el cómo sucede… De verdad, spoilers a mí.

  7. jueves, May 31, 2007 12:16 pm

    Coño, no mo comprobé mi mensaje de primera hora y no ha salido. He comenzado a subir su colaboración traductora. Gracias.

  8. Paulxl permalink
    sábado, junio 30, 2007 8:36 pm

    ¡Qué manía con decir que son zombies! Los zombies son personas muertas que después vuelven a la vida. Pero ¿aquí cuando el virus resucita a la gente? Los infectados por el virus pierden el control de sus actos pero en ningún momento son muertos vivientes. Haced el favor y no les llaméis zombies que no lo son. Es que estoy cansado de que esta sea una película de zombies cuando no sale ninguno.

  9. sábado, junio 30, 2007 9:03 pm

    Paulxl, gracias por vehementisima aclaracion sobre este tema de capital importancia. Y ya que estamos en harina, me gustaria pedirle su experta opinion: El plural de zombi es «zombis» o «zombies»? Nunca lo he tenido claro. Se puede aplicar la misma regla que con «jabali»? O no se puede por ser una palabra extranjera? Esta aceptada por la RAE?

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