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Todo ello vigilado por máquinas de amor y gracia

miércoles, julio 20, 2011

La adoración que siento por el documentalista británico Adam Curtis ya ha quedado clara en este blog en varias ocasiones. A veces de forma explícita, como aquí, en otras de manera más sutil, pues sus piezas sirvieron de fuente para Terror ficción, una trilogía de textos de factura ellroyana de la que me siento especialmente orgulloso. El caso es que hace un par de meses Curtis estrenó en la BBC2 su nuevo documental en tres partes, All watched over by machines of loving grace, título tomado de un poemario escrito por Richard Brautigan en 1967 y que imaginaba un futuro en el que máquinas y seres vivos convivirían armoniosamente. El documental desarrolla la idea de que desde mediados del siglo XX hemos abrazado la tecnología como fuente de liberación de nuestras miserias y opresiones y de cómo en el proceso de adoptar la máquina y los sistemas en red como metafora para describirnos a nosotros mismos, a la naturaleza y a la sociedad hemos adoptado también sin darnos cuenta una visión simplista y distorsionada del mundo y de nuestro papel en él que justifica y excusa nuestra supuesta incapacidad para hacer de él un lugar mejor.

Casi nada, ¿eh?

Pero antes de pasar a desmenuzar como se desarrolla hablemos de lo primero que llama la atencion cuando nos acercamos a las obras de Curtis: sus formas. En sus piezas se mezclan minutos y minutos de oscuro material de archivo, perdidos momentos de la televisión, de noticieros, de metraje descartado, que sirven de acompañamiento a la voz del mismo Curtis, que va desgranando su narración con voz firme y pausada, con un ritmo y acento envidiables, mientras se suceden las imagenes, a veces a una velocidad vertiginosa, mezcladas en ocasiones con letreros sobreimpresionados (una tecnica que empleó por primera vez en el reciente It felt like a kiss, 2009), con lo que consigue que el espectador se sienta sometido a un lavado de cerebro. Para colmo, el británico suele tener un tino excelente en la elección y timing de sus bandas sonoras. Especialmente acertada es la que ha ensamblado para All watched over by machines of loving grace (y que les he recopilado en esta lista de Spotify para que puedan escucharla mientras continuan leyendo). Todas estas caracteristicas tan distintivas contribuyen a que sus documentales tengan una calidad mesmérica, un poder de convencimiento que tal vez, como le reprochan sus críticos, sea mayor que el de su contenido.

Ayn Rand, glamour filosofico.

En cuanto a su tesis central, All watched over repite la estructura habitual de los documentales de Curtis, que se gestan alrededor de la figura de ciertos individuos de ideas radicales que, aunque veces sepultados bajo el flujo de la historia, influyeron decisivamente en los acontecimientos y el pensamiento posteriores. En The century of the self (2002), el personaje clave era Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, que utilizó las teorías de su tío para asesorar a gobiernos y agencias de publicidad con el fin de controlar a las masas. En The Power of Nightmares (2004) esas figuras decisivas eran Leo Strauss y Sayyid Qutb, padres fundadores de los neocons y del integrismo islámico a la Al Qaeda respectivamente. En The Trap (2007) las ideas de John Nash y la Teoría de juegos se demostraban como orígen de la vacía visión de la libertad que manejamos en las sociedades occidentales. Y All watched over comienza cuando una exiliada rusa llamada Alisa Zinovievna Rosenbaum llega a EEUU donde cambiará su nombre por el de Ayn Rand, se convertirá en la exitosa autora de novelas como El manantial y (1943) y La rebelión de Atlas (1957), y fundará ese presunto movimiento filosófico basado en el individualismo absoluto llamado Objetivismo. En la primera parte del documental, Love and Power, Curtis dibuja la relación entre Rand y ni más ni menos que Alan Greenspan, el sempiterno responsable de la Reserva Federal americana, y al que a estas alturas podemos culpar en gran parte y sin genero de dudas de la crisis financiera en la que vivimos inmersos. Fue de Rand de quien Greenspan adquirió la creencia firme en la capacidad de los mercados para autorregularse mediante la búsqueda del interés individual y con el apoyo de las nuevas tecnologías. Y de ahí que Greenspan apoyara y fomentara una masiva desregulación financiera, bajo Reagan primero y bajo Clinton después. Love and power puede verse como una versión de la primera parte de Inside Job (Charles Ferguson, 2010) con un mayor recorrido histórico. Es una pieza muy poderosa en la que Curtis coloca al amor como fuerza que hizo colapsar las visiones de ambos individualistas, Rand y Greenspan, la de la primera cuando su affair con un discípulo suyo evidenció las flaquezas de su moral objetivista, y la del segundo cuando el affair del presidente Clinton con Monica Lewinsky ayudo a desencadenar la avaricia de los financieros responsables en último término de la crisis de los tigres asiáticos. En ese punto, Curtis se atreve a avanzar una inquietante analogía entre aquella debacle económica y los desastres que siguieron y la crisis actual: Banqueros que solo buscan salvarse a si mismos y países abocados a la bancarrota en consecuencia.

Esta primera parte de All watched over es la que menos toca el tema de las máquinas, pero aún así guarda un momento sublime al respecto : El momento en el que los pioneros del utopismo tecnológico que en los 80 habían triunfado en Silicon Valley (muchos de ellos fans acérrimos de Ayn Rand) exploraron la idea de que los grupos humanos podían regularse ellos mismos sin necesidad de jerarquías. El fragmento que encontrarán a continuación muestra el experimento realizado por Loren Carpenter en 1991 en el que dos multitudes juegan al célebre Pong usando para ello una paleta con los colores rojo o verde que debian levantar. Cada raqueta se movía arriba o abajo dependiendo del número de paletas de cada color mostradas por la mitad de la audiencia que la controlaba. El resultado fue que los miembros de cada una de esas dos multitudes se coordinaban y se comportaban como un solo jugador. Un consenso subsconsciente.

Las otras dos partes de All watched over inciden en el influjo que la tecnología ha tenido sobre nuestro pensamiento en la segunda mitad del siglo XX y comienxos del XXI. Y en ellas Curtis dibuja un panorama desesperanzador.

Buckminster Fullvisionario.

En The use and abuse of vegetational concepts, Curtis se remonta al origen de la idea de ecosistema y la visión de la naturaleza como un sistema que tiende de forma natural al orden, una idea que fue tomada de los pioneros de la cibernética como Norbert Weiner y apuntalada por las visiones utópicas del arquitecto Buckminster Fuller, su idea de la «Nave Tierra» y sus cúpulas geodésicas. De ahi surgió la visión de la naturaleza como un sistema de redes interconectadas con tendencia a recuperar el equlibrio mediante loops de retroalimentación, que mas adelante James Lovelock reciclaria con su concepto de Gaia, y que colocaba al ser humano de nuevo como parte de la naturaleza, fuera del ideal de emancipacion de la misma que habia traido la Ilustracion. Curtis enlaza la extension de estas creencias con la explosión de revoluciones en Ucrania, Georgia y Kirguizistan en 2003-2005. Aquellos fueron movimientos espontáneos, no jerarquicos, que derrocaron a los regímenes corruptos y que fueron saludados como una demostración de que las formas autorreguladas de organizacióny las interconexiones de individuos inicialmente aislados pueden provocar el cambio político hacia un mundo mejor. Es aquí donde Curtis lanza implicitamente una advertencia a las recientes protestas en los países árabes, protestas que como aquellas en el Este y en Asia Central fueron descentralizadas y espontaneas, que usaron las redes sociales para gestarse, explotar y desarollarse. Porque, segun su conclusion, aunque las redes son una buena forma de organizar el activismo político no son efectivas al día siguiente, cuando hay que decidir qué hacer a continuacion, y porque dejan a la población indefensa ante las estructuras de poder que rapidamente sustituyen a las recién derrocadas.

A Dawkins le encantan sus genes.

La ultima parte, The Monkey In The Machine and the Machine in the Monkey, quiza la peor hilada de las tres, es seguramente la pieza mas sombria que Curtis ha filmado hasta la fecha. En ella documenta como las teorias del gen egoista de William Hamilton y Richard Dawkins nos han hecho aceptar una vision del ser humano como una mera maquina, un pedazo de hardware que, como si fuera la platonica alma inmortal, se perpetua en el tiempo gracias a ese software llamado ADN. En ese codigo residiria todo. Las razones para el altruismo, el odio, la bondad y la guerra. En esta parte Curtis vuelve a otra idea que ya ha abordado con anterioridad: La de que los liberales (en el sentido anglosajon) con sus visiones simplistas y candidas del funcionamiento de la realidad, han hecho mas mal que bien al intentar salvar el mundo, mientras el consumismo alimentaba guerras sobre recursos naturales y genocidios en paises como Congo.

Y digo que esta es la pieza mas sombria que Curtis ha filmado (aunque quiza tambien la mas bella) porque con ella nos empuja al abismo. Por un lado nos muestra como hemos sido empujados a la bancarrota y como hemos empujado a una nacion entera al exterminio. Como lo que nos parecia el estallido de un odio primordial entre hutus y tutsis era en realidad un conflicto reciente alimentado por la codicia y la conciencia culpable de los colonizadores. Como nuestros intentos por paliar la catastrofe con campos de refugiados y ayuda internacional facilitaron las masacres y extendieron la violencia, algo que paso tambien en la guerra de Yugoslavia. Como con nuestros intentos de cambiar el mundo para mejor no hemos hecho mas que empeorarlo y que si para ello usamos movimientos horizontales y autoorganizados es probable que fracasemos. Pero al mismo tiempo Curtis nos acusa de haber aceptado tan fatalista posicion. Y lo que nos ofrece es un panorama devastador. Al contrario que en sus otros documentales, que mostraban una realidad oculta que era preciso conocer para liberarnos de ella o que incluso proponian como solucion recuperar cierta concepcion de la libertad, All watched over resulta devastador por su falta de alternativas. Porque al empujarnos a ese abismo de lucidez, aqui y ahora, parece que la unica posibilidad que le queda a la raza humana es saltar a el.

Pueden verlo (en ingles, eso si) aqui:

5 comentarios leave one →
  1. lunes, agosto 8, 2011 2:42 pm

    No se que mierdas de derechos sobre los contenidos no permiten poder verlo…

    : (

  2. lunes, agosto 8, 2011 4:22 pm

    Bueno, no ha sido tan dificil encontrarlo en otros lares…

    Estoy en ello…

  3. lunes, agosto 29, 2011 7:56 pm

    Siempre he visto a Adam Curtis, más como un etólogo que como un activista. Tengo unas ganas locas de hincarle el diente a este nuevo trabajo, en gran parte por su culpa.

  4. Facundo permalink
    miércoles, noviembre 9, 2011 11:25 pm

    Soy otro enfermo de Adam. Creo que en cuestiones de montaje y musica, es el mejor documental. El último capítulo es devastador.
    Creo que lo es fundamental de Curtis, es que como ciudadano occidental se hace cargo de la idiología dominante y de sus efectos, y de esa manera logra un profundidad excepcional. Por que una cosa es decir que algo esta mal, pero decirlo desde el colectivo es algo mas doloroso y tambien reflexivo.

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